Comienzos de la Aviación Española
El primer globo aerostático lanzado en nuestro país lo elevó en Madrid D. José de Viera y Clavijo en 1783.
En España, la primera disposición oficial que cita a los globos como elemento de que ha de estar dotado el Ejército, se fija en el decreto del 15 diciembre 1884, firmado por el Rey Alfonso XII. Una orden del Gobierno dispuso en dicho año, la constitución del Servicio Militar de Aerostación, encuadrado en el Batallón de Telégrafos del Arma de Ingenieros, contaba con un globo comprado a Francia, además del material necesario para su transporte, amarre y producción de hidrógeno.
A propuesta del comandante Vives Vich, en 1896 se reorganiza el Servicio de Aerostación, independizándose del Batallón de Telégrafos, comprando nuevo material y construyéndose en Guadalajara un Centro permanente para instalación de esa primera Unidad de la Aeronáutica española. En esta Escuela podían obtenerse los títulos de piloto y observador de aerostatos (este último necesario para ascender en solitario como observador).
Por primera vez se crean los servicios auxiliares de la Aeronáutica, entre ellos el Servicio Fotográfico Militar. En lo sucesivo, será este Servicio el encargado de la ejecución, interpretación y distribución del material fotográfico obtenido en vuelo.
Hay que destacar que el globo se utilizó como medio de observación privilegiado desde el cual era posible vigilar los movimientos del enemigo en el frente de batalla, anticipando sus posibles acciones y eliminando prácticamente el factor sorpresa. Asimismo, se empleó como sistema de corrección del tiro artillero, indicando las coordinadas hacia las cuales había que dirigir los proyectiles y las modificaciones necesarias.
En el año 1909 la Unidad de Aerostación se traslada a Melilla con motivo de las hostilidades con Marruecos.
En el año 1910 el coronel Vives y el capitán Kindelán son enviados en comisión al extranjero con el fin de adquirir los conocimientos necesarios para la creación de un laboratorio de aerodinámica para el estudio de los aeroplanos. Por considerar no lejano el día en que los mismos entrarían en el campo de las aplicaciones militares, se crea el primer aeródromo militar en España, a cuyo mando estaría el Jefe del Servicio Aerostático.
Del aeródromo, creado en Cuatro Vientos (Madrid), pasaron a formar parte los principales pilotos y observadores del Servicio de Aerostación, iniciando los estudios de experimentales como pilotos de avión. En el viaje a Francia de Vives y Kindelán se adquirieron los tres primeros aviones, del modelo «Farman».
Sin embargo, antes de la creación de esta primera Escuela, en 1910 el Infante don Alfonso de Orleans se convirtió en el primer piloto militar español, obteniendo el título de en una escuela francesa.
En 1911 tuvo lugar el primer curso de pilotos en el que participaron oficiales que poseían ya el titulo de pilotos de globo.
Por Real Decreto, en 1913 se establece la Aeronáutica Militar, que se dividirá en dos ramas: la Aerostación y la Aviación, naciendo oficialmente la Aviación Española. Sin embargo, no será hasta 1923 cuando la Aeronáutica Militar recibirá su estandarte, acto que se celebró en Guadalajara.
En 1913 se crea la primera escuadrilla con el fin de cooperar con el Ejército durante las operaciones en la Guerra de Marruecos: España se convertirá en el primer país que empleará la Aviación en la guerra. El capitán Kindelán será el primer Jefe de Escuadrilla de la historia de la guerra aérea.
La misión de los aviones será la de protección de las vanguardias del Ejército de Tierra durante su avance e informar al Mando con fotografías, croquis y planos de las actividades del enemigo.
En 1915 se realizó la primera prueba de hidroavión en nuestro país, en Los Alcázares, lugar donde se crearía la primera base de hidroaviones. Los hidro también tomarían parte activa durante la guerra en Marruecos, transportando material y medicamentos desde los barcos a distintos puntos de la costa; aterrizando y despegando en alta mar para cargar combustible y bombas, y acudir en misiones de apoyo al Ejército de tierra, y realizar trabajos fotográficos para la obtención de planos.
En 1917 la Dirección de Aeronáutica, dependiente de la Sección de ingenieros, es elevada al rango de sección, con carácter independiente y en igualdad con las demás Armas del Ejército.
En 1920 se compran los primeros aviones «escuela», en los cuales se obtendría el título de piloto antes de pasar a los aviones propios de cada unidad. También se adquirieron más de 100 aviones de distintos tipos: «Breguet XIV», «Havilland Rolls», «Farman F-50», hidroaviones «Macchi M-9», etc.
En ese mismo año se crea la Escuela de Bombardeo, Tiro y Combate en Los Alcázares, en la cual se formaban los oficiales del Ejército que habían de prestar servicio como observadores de las escuadrillas que actuaban en África.
Puede decirse que hasta 1920 los aviones se sostenían en el aire, pero no «volaban». En 1920 se aprende a volar, y en 1925 se volaba con toda perfección.
La Escuela de Transformación, a la cual iban los pilotos que salían de las Escuelas elementales se encontraba situada en Cuatro Vientos hasta 1930, año en que se traslada a Guadalajara.
El 31 de enero de 1923, en el aeródromo de Getafe, se realiza el primer vuelo del autogiro, pilotado por el teniente Spencer y diseñado por Juan de la Cierva. El aparato consistía en un aeroplano con un motor situado en la parte delantera para proporcionar la tracción necesaria para el desplazamiento, y un rotor con eje vertical que gira como consecuencia del aire incidente y que se encarga de proporción a la fuerza de sustentación. Siempre que había avance del aparato había giro en las palas. Con ello se conseguía que las carreras de aterrizaje y despegue fuesen muchos más cortas y que, al mismo tiempo, las velocidades necesarias para realizar tales maniobras se redujesen considerablemente (para dar una idea, la velocidad normal de aterrizaje era de 80 Km. / h, mientras que el autogiro podía hacerlo a 10 ó 20 Km. / h).
El 12 de diciembre de 1924, el capitán Tabeada vuela desde el aeródromo de Cuatro Vientos al de Getafe a los mandos de un autogiro (sería el primer vuelo de un aparato más pesado que el aire distinto al aeroplano).
Sin embargo, el autogiro presentaba el problema de que a bajas velocidades de vuelo, los mandos de control utilizados en el aeroplano eran casi ineficaces. El problema se solucionó diseñando mandos de control diferentes (llamado «control directo»)
El mando y dirección del aparato se lograba solamente por la inclinación del eje del rotor, lo cual permitía suprimir los planos laterales y los timones. Se conseguía independizar el mando del aparato de su velocidad de vuelo, pudiendo controlarlo en vuelo estacionario y sin necesidad de perder altura para efectuar un viraje.
En 1928 se atraviesa el Canal de la Mancha en autogiro.
En 1934 un autogiro despegó y aterrizó sobre la cubierta del porta-aeronaves «Dédalo». En el mismo año, varios autogiros entraron a formar parte de la Aeronáutica Militar y Naval Española. Del mismo modo, los ejércitos de Gran bretaña, Suecia y Francia adquirieron autogiros para sus unidades.